Y recuerda que, yo NO soy tu amigo fiel ♪

-Leek, eso no sonó bien- murmura, reincorporándose con él despacio. Se aferra a su brazo fuerte, casi temblando.

-No puedo...- entierra su rostro en su cuello, sin querer mirarse. Camina despacio con él, niña.

Él rodó los ojos cuando comentó lo primero, interpretando un papel de idiota que le salía perfecto. Intentó llevarla un poco por el lugar, sosteniendo firmemente su brazo y su cintura.

- Claro que puedes rubia. - La alentó, aunque no veía mucho futuro. Él volvió a sentarla, arrodillándose frente a ella. - Por qué no descansas un momento, y después volvemos a intentar? - Pregunta, sonriéndole suavemente de lado. Compañero.

Asiente con la cabeza, puchereando. Era una torpe. Y tremendo golpazo se había pegado.

Toma su mano y la coloca en su muslo herido, despacio. -Siente cómo late- le dice, haciendo una mueca.

- Los muslos no.. - Calló por completo cuando ella terminó de colocar su mano en el inicio de su pierna. Un lugar bastante cercano a su sexo. Las muecas cómicas por parte de él volvieron a aparecer, es que era un tremendo calentón y no podía evitarlo.

Ríe suavemente al escucharlo.
-No te voy a violaar- le dice, divertida.
-Pero sientes lo que te digo, Lek?- le pregunta, con una sonrisa de medio lado.

Él asintió, quedándose con su frase anterior en la mente. Él se incorporó, con las cejas enarcadas. - ¿Quién dijo que tendría algo malo que me violes? - Preguntó, con una sonrisa divertida plasmada en su rostro. El castaño dejó descansar sus brazos alrededor del cuerpo de ella, sobre la camilla.

-No lo sé, lo supuse por tus expresiones solamente, Lek- estaba más que tranquila, con su sonrisa de medio lado.

Él volvió a reír, profundo. Ameno. Definitivamente él no había querido decir eso con sus expresiones, pero no era algo por lo cual se detendría a explicar. Sin mas, Alek se acercó a la rubia y dejó un casto beso en sus labios. Suave, siempre cuidadoso.

Ríe suavemente en sus labios. Ahora entendía todo. Claro, ellos habían estado juntos otras veces y semejante situación para Alek no habría de ser fácil.
Delicada, corresponde su beso.

Toma su cintura entre sus brazos, recostándola en la camilla con cuidado, bajo su peso. Acarició su cintura, sosteniéndola contra él. Jugó en los labios de ella, con la diversión en su rostro. Y la satisfacción.

Eso sí que sería jodidamente divertido.

Lo besa despacio, sonriendo con diversión en sus labios. Al rato, se da cuenta de que hay una GRAN desventaja. Él está vestido, ella casi que no.
Divertida por demás, comiensa a desabotonar su camisa.

Le encanta ese momento, bueno... le gustan todos los momentos. El moreno lleva una mano a su vientre, acariciando allí con la yema de sus dedos. Sus labios viajan por su cuello, dejando besos castos en su mandíbula. Le gustaba descubrir todo de las mujeres, por más que de ella sabía bastante.

Con una sonrisa ladina en su rostro, ladea su cuello y pasea sus dedos por su pecho hasta llegar a su vientre, sintiéndolo una vez más como tantas otras. En aquellos momentos, ya se había olvidado de su bendito muslo.